Roy D'Epée

Paean

Yo también soy una estrella en el espacio, única y autoexistente, una esencia individual incorruptible; yo tambien soy un Alma; yo soy idéntica con todas y ninguna.
Yo estoy en TODO y TODO está en mí. Yo estoy aparte de Todo y uno con TODO.
Yo soy un Dios. Yo muy Dios de mi Dios.
Yo voy por mi camino para obrar mi voluntad.
Yo he hecho a la materia y al movimiento de mi espejo; yo he decretado para mi deleite que la nada se figure como lo dual para que yo pudiera soñar una danza de hombres y naturalezas, y gozar la substancia de la simplicidad mirando las divagaciones de mis sombras.
Yo no soy aquél que no es.
Yo no conozco aquello que no conoce.
Yo no amo a aquél que no ama.
Pues yo soy Amor; por medio del cual la división muere en el deleite; yo soy conocimiento, por medio del cual todas las partes sumergidas en el todo perecen y pasan a la perfección; y yo soy el que yo soy, el ser donde el SER se pierde en la nada, ni se digna ser sino por su Voluntad de desdoblar su naturaleza, su necesidad de expresar su perfección en todas las posibilidades, cada fase un fantasma parcial, y aún así, inevitable y absoluto.
Yo soy Omnisciente, pues nada existe para mi a menos que yo lo conozca.
Yo soy Omnipotente, pues nada ocurre salvo por la necesidad de expresión de mi alma por medio de mi Voluntad de Ser, de hacer, de sufrir los símbolos de él mismo.
Yo soy Omnipresente, pues nada existe donde no estoy.
Soy quien modeló el espacio como la condición de la conciencia de mí mismo, el centro del todo, y mi circunferencia, el marco de mi propia fantasía.
Yo soy el Todo, pues todo lo que existe por mí es una expresión en el pensamiento de alguna tendencia de mi naturaleza, y todos mis pensamientos solamente son las letras de mi Nombre.
Yo Soy el Uno, pues todo lo que yo soy no es el Todo absoluto, y todo mi todo es mío y no de otro; mío, quien concibe a los otros como a mí mismo en esencia y verdad, aunque diferente en expresión e ilusión.
Yo soy el Ninguno, pues todo lo que soy es la imperfecta imagen de lo perfecto.
Cada fantasma parcial debe perecer en el abrazo de su contraparte, cada forma se completa a sí misma encontrando su opuesto complementario, y satisfaciendo su necesidad de ser lo Absoluto por la obtención de la aniquilación.
A.C.