jueves, 15 de enero de 2009


En sombrías pasiones.
En lustrosas alucinaciones.
Torrentes de ideas.
Vaguedad en las mudas notas de mis infinitas omisiones.
Te observo y te anhelo...
Tu corazón es habitado y devorado por dragones.
Tus sueños escapan de entre tus dedos como los millares de minutos robados de los eones...
No temas princesa de mis más siniestras y bellas ensoñaciones.
Pues sigues siendo la diosa que adoré en el silencio, sangre y fuego en las entrañas de mis amados bosques.
Y te siento poderosa a pesar de las tormentas...
Y te siento en mi sagre a pesar del tiempo y sus tambores.
Veo la mano que esconde cuanto amas y da vida a tus sueños esquirlados en tu plumaje manchado por todo cuanto es inconmesurable .
Teme, oh teme delicia de mi alma, sufre y teme como a mil demonios inmensos y teme como lo harías a las propias fauces de la nada.
Derrama tus dolencias cristalizadas en el vertiente eterno de mi alma.
Y devoraré sin compasión alguna, a toda la oscuridad de tu alma.
Y gritaré sumergido en agonía y felicidad para cuando te devores las negras nubes de mis eternas guerras...
Y sonreiré tanto que me dolerá la mandíbula para cuando tu voracidad devore toda mi ausencia de esperanzas e ilusiones.

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